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Adictos de la peluquería

  • Guillermo E. Remelsky
  • 4 sept 2017
  • 1 Min. de lectura

Hay una droga esencial en la peluquería que se llama amor por tu profesión.

Los que estamos enganchados a la peluquería, lo focalizamos todo en desarrollo profesional, todo es aplicable en el salón.

Cuando no paramos de pensar en lo que hace falta, en lo que hay que corregir, en lo que queremos incorporar, ojeas una revista y lo transformas en enfoque para el salón, ves una película y te imaginas haciendo esos cortes mañana, sales de viaje y te encanta sentarte en una terraza a ver pasar la gente y analizar looks, colores, peinados, cortes de pelo.

¿Es esto una adiccion?

Las personas que sentimos pasión por lo que hacemos, que está muy bien, solemos tener problemas con nuestro entorno que muchas veces no puede comprender tanta dependencia, en ciertos momentos enfermiza.

Simplemente somos humanos, nos dejamos llevar por sentimientos, experiencias, sensaciones, nos gusta ir a más, cada vez la dosis debe de ser mayor, nos ponemos a prueba constantemente.

Pero esta realizacion personal, no tendría tanto sentido sin las personas que nos rodean y amamos, parejas, hijos, familia, amigos, clientes.

Es difícil poder desengancharte de rutinas. Sin darte cuenta pasan los años, y cada vez tienes menos tiempo para tus hobbies, tus otras cosas que te gustaban y que ya has olvidado.

¿Dónde están los limites? ¿Se pierden? ¿Dónde quedaron los objetivos de hace 10 años, se parecen en algo a los objetivos de hoy?

Vamos abandonando unos sueños por otros. ¿Dónde está el punto medio?

La peluquería es una profesión que cuando te engancha, te transporta a otros niveles de placer y es difícil dejarlo.

¿Quién dice que esto no es una droga? .


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